Para empezar este post tengo que mencionar lo que lo ha
inspirado. Una entrevista que tenía en el olvido de Ana Pastor al Secretario General de Cáritas. Merece la pena verla por ver la humildad en la expresión y
en la explicación, la crítica y la solidaridad. Pero lo que me ha llevado a
escribir de nuevo, ha sido la frase lapidaria que dice Sebastián Mora al final de la entrevista, es de un
sociólogo y ha hecho que me replantee muchas cosas: “Lo que hoy es real, alguien
dijo un día que sería imposible”.
Tan cierto y tan evocador como la propia vida. Y perdonen la
intensidad, pero es así. Hay días que me cuesta levantarme, saber que es un
nuevo día de batalla y seguramente desesperación por no ver resultados. Pero
también, y pese a los momentos difíciles, tengo muchos días de ilusión,
valentía y positivismo.
No hay imposibles, aunque la cotidianidad a veces nos los
haga ver así. Nadie debería rendirse, pase lo que pase la lucha siempre debería
ser la mejor de las opciones. Buscar sonrisas, reír a carcajadas o que la
alegría te cale hasta los huesos, no todo va a ser malo.
Las hojas de los árboles ya están cayendo, las arrastra el
viento haciéndolas bailar al ritmo de su melodía infinita. Pero aunque caigan volverán
a nacer. Y la vida se compone de eso: etapas. Momentos buenos, momentos malos. Fracciones
de segundo en los que crees haber encontrado la magia que te impulsa. Y ahí
está, latente.
Por eso mantengo la calma, en el fondo sé que algún día podré decir que todo va bien. Porque cuando menos lo planeas, cuando piensas en otras cosas, pasa la vida y pasa lo inesperado. Y de eso se trata. De no esperar sabiendo que pasará. Que el río al final desemboca y que todo comienza de nuevo. La felicidad está en un café, en un paseo o en una buena lectura. Sólo hay que saber tratarla.
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