Después de mi aventura en el aeropuerto y mi precipitada
instalación en casa ajena, las cosas se van calmando. He tenido tiempo para
hacer de todo. He quedado con amigos, he ido a ver casas, he leído, he visto
películas y he paseado por Londres de la forma más tranquila y relajada.
Y es que sí, una ciudad se conoce cuando se vive en ella, no
en cuatro días de visitas rápidas y poco eficaces. Yo conocía la ciudad turística
y vitalmente hablando. Pero he descubierto rincones mágicos, momentos con
gancho y una marea de buenas vibraciones.
El otro día leí una frase de un escritor argentino: “Cuando
llueve, comparto mi paraguas. Si no tengo paraguas, comparto la lluvia”. Así
que pasen y vean. Yo comparto mis momentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario