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“Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar”, Mark Twain.
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Sabéis que no me gustan los propósitos de año nuevo porque nunca los cumplo, aunque cada año me vuelvo más disciplinada (o soy más consciente
de los imposibles). Quizás este verano, porque se ha convertido en el preludio
de una nueva temporada llena de cambios, he decidido cumplir unas normas,
hacerme propósitos. Este verano, más que nunca, será el comienzo de una nueva
etapa apasionante y por ello espero no defraudar(me). Para ello he decidido luchar contra mis fantasmas, no temer lo desconocido y vivir arriesgando. Estos son mis propósitos, ¿cuáles son los tuyos?
Descubrir un lugar nuevo del mundo. Este es mi propósito
constante, porque si algo sé es que la incultura se combate viajando y leyendo
y no puedo parar de hacer ninguna de las dos cosas. Croacia es el destino que
elegí, el Mediterráneo en estado puro, la mejor de las compañías y el alma
abierta a la aventura del viajero.
Huir de lo turístico. Me he dado cuenta que si hay algo que
no soporto son las aglomeraciones. Las playas atestadas de gente, los niños
tirándote arena, las sombrillas estropeando mis instantáneas… Me gusta jugar a
buscar lo original, lo que no conoce mucha gente. Aunque esto es algo
complicado en el mundo de los secretos a voces, muchas veces
se consigue. El truco: viajar cuando nadie viaja, salir cuando nadie sale, ir
donde nadie va.
Leer, leer, leer. Cuando el lujo del aburrimiento se atisbe
como un iceberg, cogeré uno de los muchísimos libros que tengo pendientes. El
propósito dentro del propósito es leer en versión original (por ahora sólo los libros escritos en inglés). Me
avergüenza reconocer que en mi lista de no leídos se encuentran Lolita, 1984,
El retrato de Dorian Gray o Anna Karenina. Espero que después de este verano,
la lista sea mucho más corta.
Decir NO la pereza.
Cualquier plan tiene que ser bienvenido. Me espera un año donde el tiempo libre
va a brillar por su ausencia y no puedo dejar que la pereza arruine grandes
planes. Proponed y disponed. Yo diré SÍ a todo.
Dar la bienvenida a los pequeños defectos que sacamos a la luz en esta
época de semi-nudismo. No hay complejo que valga, ni piel de naranja que
estropee un día fantástico. Las mujeres hemos perdido demasiado tiempo
quejándonos de nuestros cuerpos, de los defectos que a nuestros ojos son
terribles (pero que son adorables para mucha otra gente). Este
verano olvidemos las imperfecciones, ¿hay algo más aburrido que la perfección?
Alejar la hipocresía y el cinismo. Últimamente no paro de
leer estamentos en las redes sociales que me parecen de lo más extravagantes,
hipócritas, sin criterio y sin sentido común. También los oigo en las tertulias
televisivas, en los telediarios. Y lo peor de todo es que en la cotidianidad de
la vida percibo el mismo tufo. Naturalidad, sinceridad, verdad. Seamos coherentes, locos
pero coherentes.
Jugar, jugar sin parar. En la playa, en la piscina, en las terrazas. Vivir amores de verano, historias de verano, las “últimas tardes con Teresa”. Arriesgar. Pasear en bici. Enamorarme (cada día y cada hora). Jugar. Mejor perder que no haber jugado.

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