19/7/13

Un día en la montaña



Que Nepal tiene un encanto increíble, creo que nadie lo duda. Y si encima nos vamos a las montañas y nos rodeamos de arrozales y campos de maíz, el encanto se multiplica por cien. Y eso fue lo que hice el sábado pasado, contra todo pronóstico.

Amaneció soleado, pero a medida que iba pasando el día las nubes se adueñaron de la ciudad. A pesar de eso, fui a la montaña. No fui sola, por supuesto, fui con un grupo llamado Hash. La primera vez que oí hablar de él fue a mi llegada, en Katmandú, pero lo cierto es que existe en muchas otras partes del mundo. 

Un conjunto de personas que se unen para correr o andar en un entorno de película y al terminar hacen un "ritual" en el que cantan y se toman un aperitivo. Su lema es: "Mud, sweat and beers". Apetecible, ¿no?

Yo decidí ir andando, creo que aún no estoy preparada para correr 10 kilómetros atravesando arrozales, cruzando ríos y subiendo montañas. Aún así, el paseo fue espectacular. Rodeada de un verde intenso y pasando a través de pequeños pueblos de montaña fui descubriendo el verdadero corazón del país. 

La gente que nos encontrábamos no podía ser más amable. Todos saludaban con una sonrisa, intentaban entablar conversación y te decían cual era la mejor ruta. En una de las casas me ofrecieron incluso cortarme un par de flores de las que cultivaban en el jardín porque les dije que eran preciosas. Como digo, un encanto.

Tuve algunos incidentes, he de reconocerlo. Metí la pierna en un barrizal y me dio un tirón que por poco me quedo tirada en mitad de la nada, pero poco a poco lo fui sobrellevando y al final mereció la pena.

Aquí dejo unas cuantas imágenes del camino. Increíble, ¿verdad?







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